Hubo un tiempo en que los diseñadores de UX sólo tenían que tener en cuenta el tamaño de la pantalla de los ordenadores de sobremesa a la hora de diseñar la web. Pero con la proliferación de teléfonos inteligentes, tabletas, laptops y otros dispositivos portátiles, y la diversidad de formas en que las personas acceden a Internet, los diseñadores han tenido que idear nuevas estrategias para garantizar una experiencia de usuario coherente y funcional, independientemente del tamaño de la pantalla.
Aquí es donde entran en juego el diseño responsive y el diseño adaptativo. Ambas formas de diseño persiguen el mismo objetivo -ayudar a los diseñadores a adaptar sus diseños web a distintos dispositivos-, pero toman caminos distintos para conseguirlo. Veamos cuáles son.